lunes, 14 de octubre de 2013

Evangelio según San Lucas 11,29-32.


Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. 
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. 
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás. 


El signo de Jonás
  

    El Hijo sabía que su Padre, según su designio, se lo daría todo, que lo despertaría de entre los muertos, y exhortó a todos los que temen a Dios a que lo alaben por haber tenido lástima de toda la raza humana, por el misterio del Crucificado (cf Sal.21, 24). Además, apareció en medio de sus hermanos los apóstoles después de su resurrección de entre los muertos, y se arrepintieron de haberse alejado de él durante su crucifixión… 

    Debía resucitar el tercer día después de la crucifixión; por eso está escrito en los Hechos de los apóstoles [los evangelios] que los judíos que discutían con él dijeron…: "Muéstranos un signo". Les respondió: " no se os dará otro signo que el de Jonás". Con estas palabras veladas, los que le escuchaban podían comprender que después de su crucifixión, al tercer día, resucitaría. Les mostraba así que sus compatriotas eran más malos que la ciudad de Nínive; porque después de pasar tres días en el vientre del cetáceo, Jonás anunció a los Ninivitas que pasados tres días perecerían en masa (3,4 LXX), proclamaron un ayuno para todos los seres vivos, hombres y animales, con trajes de duelo, violentas lamentaciones, penitencia verdadera y renuncia a la injusticia. Creyeron que Dios es misericordioso, que es "amigo de los hombres" (Sb 1,6) frente a aquellos que hacen el mal. Puesto que cuando el rey de esta ciudad, él mismo en persona y los grandes se vistieron con trajes de luto y perseveraron en el ayuno y la oración, su ciudad fue destruida.

    Entonces, como Jonás se entristecía… Dios le reprochó por haberse desanimado injustamente de que la ciudad de Nínive todavía no había sido destruida. Y le dijo: " ¿Y no me he de compadecer, yo de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda y muchísimos animales?”(Jon 4,11).

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