Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó
a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado
otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas,
también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará
contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los
confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien
que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se
levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron
por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
El signo de Jonás
El Hijo sabía que su Padre, según su
designio, se lo daría todo, que lo despertaría de entre los muertos, y exhortó
a todos los que temen a Dios a que lo alaben por haber tenido lástima de toda
la raza humana, por el misterio del Crucificado (cf Sal.21, 24). Además,
apareció en medio de sus hermanos los apóstoles después de su resurrección de
entre los muertos, y se arrepintieron de haberse alejado de él durante su
crucifixión…
Debía resucitar el tercer día después de la
crucifixión; por eso está escrito en los Hechos de los apóstoles [los
evangelios] que los judíos que discutían con él dijeron…: "Muéstranos un
signo". Les respondió: " no se os dará otro signo que el de
Jonás". Con estas palabras veladas, los que le escuchaban podían
comprender que después de su crucifixión, al tercer día, resucitaría. Les
mostraba así que sus compatriotas eran más malos que la ciudad de Nínive;
porque después de pasar tres días en el vientre del cetáceo, Jonás anunció a
los Ninivitas que pasados tres días perecerían en masa (3,4 LXX), proclamaron
un ayuno para todos los seres vivos, hombres y animales, con trajes de duelo,
violentas lamentaciones, penitencia verdadera y renuncia a la injusticia.
Creyeron que Dios es misericordioso, que es "amigo de los hombres"
(Sb 1,6) frente a aquellos que hacen el mal. Puesto que cuando el rey de esta
ciudad, él mismo en persona y los grandes se vistieron con trajes de luto y
perseveraron en el ayuno y la oración, su ciudad fue destruida.
Entonces, como Jonás se entristecía… Dios le reprochó
por haberse desanimado injustamente de que la ciudad de Nínive todavía no había
sido destruida. Y le dijo: " ¿Y no me he de compadecer, yo de Nínive, la
gran ciudad, donde hay más de veinte mil personas, que no distinguen la derecha
de la izquierda y muchísimos animales?”(Jon 4,11).
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