No bastará con
decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien
entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo, aquel día muchos me
dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos
expulsado demonios y realizado muchos milagros, entonces yo les diré
claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal!
Si uno escucha estas palabras mías y las pone en
práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su
casa sobre roca, cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos
y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía
los cimientos sobre roca, pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las
pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena, cayó
la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra
esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.»
Cuando Jesús terminó este discurso, la gente
estaba admirada de cómo enseñaba,
porque lo hacía con autoridad y no como sus
maestros de la Ley.
“Poned en práctica
la Palabra, no os contentéis con escucharla, eso sería engañaros”
No os confundáis, hermanos, si
habéis venido con diligencia a escuchar la palabra sin poner en práctica lo que
oís. Pensad bien en ello; si bueno es escuchar la palabra, es mucho mejor
ponerla en práctica. Si no la escuchas, si no practicas lo que has
oído, no construyes nada. Si la oyes y no la pones en práctica, construyes una
ruina... escuchar y poner en práctica, es construir sobre roca. Y el
solo hecho de escuchar, es construir.
En cuanto al que escucha estas palabras continua el
Señor, y no las pone en práctica, es semejante al insensato que construye su
casa. También él construye, pero ¿ qué construye? Construye su casa pero dado
que no pone en práctica lo que oye, tiene buen oído, pero construye sobre
arena...
Puede que alguien me diga: “¿Para
qué escuchar lo que no tengo la intención de cumplir. Ya que
construiré una ruina si escucho sin ponerlo en práctica, no es más seguro no
escuchar nada?”. En este mundo, la lluvia, los vientos, los torrentes no cesan.
¿No es mejor construir sobre roca para que cuando vengan los torrentes, no te
arrastren?... Sin protección y sin el menor tejado, vas a ser irremediablemente
abatido, arrastrado, sumergido.
Reflexiona pues sobre el partido que vas a tomar. Es
malo no escuchar, es malo escuchar sin actuar, resulta que hay que escuchar y
poner en práctica. Sed personas que " ponen en práctica la Palabra, y no
se contentan sólo con escucharla”; lo contrario sería
engañarse.
San Agustín
No hay comentarios:
Publicar un comentario