domingo, 30 de junio de 2013
Evangelio según San Lucas 9,51-62.
Como ya se acercaba el tiempo en que sería llevado
al cielo, Jesús emprendió resueltamente el camino a Jerusalén, envió mensajeros delante de él, que fueron y
entraron en un pueblo samaritano para prepararle alojamiento, pero los samaritanos no lo quisieron recibir
porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto sus discípulos Santiago y Juan, le
dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma?», pero Jesús se volvió y los reprendió y continuaron el camino hacia otra aldea, mientras iban de camino, alguien le dijo:
«Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las
aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene donde recostar la
cabeza.»
Jesús dijo a otro: «Sígueme». El contestó: «Señor,
deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre.» Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos
entierren a sus muertos. Tú vé a anunciar el Reino de Dios.» otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero antes
déjame despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que pone la mano en el
arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»
“Te seguiré adondequiera que vayas”
“En
el atardecer, danos tu luz, Señor.” Estamos en el atardecer. Estoy en los
sesenta-y-seis años de mi vida que es un don magnífico del Padre celestial. Las
dos terceras partes de mis contemporáneos han pasado ya a la otra vida. Así que
yo también me tengo que preparar para el gran momento. El pensamiento de la
muerte no me produce inquietud... Mi salud es excelente y todavía robusta, pero
no me tengo que fiar. Me quiero preparar a poder responder: “Aquí estoy”, a la
llamada, tal vez inesperada. La vejez –que es otro gran don del Señor- tiene
que ser para mí motivo de callada alegría interior y de abandono diario al
Señor mismo, al que me dirijo como un niño hacia los brazos abiertos de su
padre.
Mi ya larga y humilde vida se ha ido devanando como una
madeja bajo el signo de la simplicidad y de la pureza. No me cuesta nada
reconocer y repetir que no soy más ni valgo más que un pobre pordiosero. El
Señor me hizo nacer en el seno de una familia pobre. El ha pensado en todo. Yo
le he dejado hacer... Es verdad que “la voluntad de Dios es mi paz.” Y mi
esperanza está puesta totalmente en la misericordia de Jesús...
Pienso que el Señor me tiene reservado, para mi
completa mortificación y purificación, para admitirme en su gozo eterno, alguna
gran aflicción o pena, del cuerpo y del espíritu antes de que me muera. Bien,
pues, lo acepto de todo corazón, que sirva todo para su mayor gloria y el bien
de mi alma y de mis queridos hijos espirituales. Temo la debilidad de mi
resistencia y le pido que me ayude ya que no tengo casi ninguna confianza en mí
mismo, pero una total confianza en el Señor Jesús.
Hay dos puertas que dan al paraíso: la inocencia y la
penitencia. ¿Quién puede pretender, oh hombre frágil, encontrar la primera
abierta de par en par? Pero la segunda es acceso seguro. Jesús pasó por ella
con su cruz cargado, expiando nuestros pecados. El nos invita a seguirlo.
Beato Juan XXIII
sábado, 29 de junio de 2013
Heroica ciudad de San Pedro de Tacna
Nuestra Ciudad de Tacna, tiene como patrono a San Pedro,
oficialmente “Heroica Ciudad de San Pedro de Tacna” reflejado en su escudo.
La ciudad de Tacna fue fundada oficialmente el 25 de
junio de 1855 durante la época republicana peruana, pero las bases de la ciudad
datan desde la colonia. La ciudad fue
declarada Ciudad Heroica por
el Congreso de la República del Perú el 21 de mayo de 1821 por
sus servicios distinguidos a la causa de la Independencia.
En la época colonial
El primer conquistador por estas tierras fue Diego
de Almagro que retornó derrotado de su recorrido del Reino de Chile.
Acompañaban a Diego de Almagro de regreso al Cuzco dos evangelizadores
llamados fray Antonio Rendón
Sarmiento y fray Francisco Ruiz
Castellano quienes en su recorrido fueron bautizando los poblados fundados con
la primera misa otorgándoles el nombre del santoral de la fecha, así: Pica fue
el día de San Andrés, a Tarapacá el día de San Lorenzo, Arica el día
de San Marcos, Azapa el día de San Miguel, Tacna el día de San Pedro, Tarata el
día de San Benito Abad.
El virrey Juan de Mendoza y Luna, marqués de
Montesclaros, por auto del 17 de octubre de 1613 y encargo del papa Paulo
V y el rey Felipe III, hizo la división eclesiástica y política de
Arequipa. Allí se establece que la demarcación de la nueva diócesis, integrada
por 7 corregimientos: Arequipa, Collaguas, Condesuyos, Camaná, Vitor,
Carumas-Ubinas y Valle de Moquegua y Arica con la provincia de
Tarapacá. Dentro del corregimiento de San Marcos de Arica, quedo incluido la
parroquia de San Pedro de Tacna, a cargo de un cura y otras
parroquias como Tarata, Sama, Ilabaya, Putina y Locumba.
el auto del virrey Juan de Mendoza y Luna, de fecha 17
de octubre de 1613, establece la creación de San Pedro de Tacna como
parroquia, intervino en la ejecución del mandato del virrey, el Deán de la
iglesia de Arequipa, don Pedro Ordaz de León. El primer párroco fue Pedro
Téllez, quien hizo levantar el primer templo. Siguen como párrocos: Pedro
Manrique, Luis Arias y Diego Armenta. El quinto párroco, Melchor Méndez, hizo
levantar un nuevo el templo dedicado a San Pedro apóstol en 1679.
Dia del Papa
El día 29 de junio, solemnidad de
San Pedro y San Pablo, celebramos el Día del Papa y la colecta llamada desde
los primeros siglos Óbolo de San Pedro.
En esta Jornada
del Papa estamos invitados, de manera especial, a meditar en el ministerio del
Sucesor de Pedro, el Papa , a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas
y donativos a su misión evangelizadora y de caridad.
El Romano
Pontífice, como Sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y
visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles. Es
Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el
Vicario de Cristo.
Ya en la primera
hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba
insistentemente a Dios por él (cfr. Hc 12, 59). Hoy toda la Iglesia tiene el
deber de orar por el Papa. Cuando oramos por el Sucesor de Pedro, que “preside
la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia,
pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio, para que, como los
primeros cristianos, vivamos como hermanos arraigados firmemente en el amor y
en la caridad.
Junto con la
oración y el agradecimiento, esta Jornada es una llamada a colaborar con
nuestras limosnas y donativos a la colecta especial. A través de ella ayudamos
al Papa para que pueda realizar su misión a favor de la Iglesia Universal y de
los más pobres de la tierra.
Desde esta carta
pastoral doy las gracias a todos los fieles y pido un año más la generosa y
amplia colaboración económica de todos los diocesanos, para que el Santo Padre
pueda cumplir su ministerio. Que el Señor os lo premie y que vuestro
comportamiento exprese el cariño, la obediencia y el amor que sentís por el
Papa.
Solemnidad de San Pedro y San Pablo
Cada 29 de junio, en la
solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes
testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la
Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la
catolicidad.
Pedro, el amigo
frágil y apasionado de Jesús, es el hombre elegido por Cristo para ser “la
roca” de la Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (
Mt 16,16). Aceptó con humildad su misión hasta el final, hasta su muerte como
mártir. Su tumba en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es meta de millones
de peregrinos que llegan de todo el mundo.
Pablo, el
perseguidor de Cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un
modelo de ardoroso eevangelizador para todos los católicos porque después de
encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del
Evangelio.
La fiesta principal de los Santos
Pedro y Pablo se mantuvo en Roma el 29 de junio tan atrás como en el tercero o
cuarto siglo, la fecha 258 en las notas revela que a parir de ese año se
celebraba la memoria de los dos Apóstoles el 29 de junio en la Vía Apia ad
Catacumbas (cerca de San Sebastiano fuori le mura), pues en esta fecha los
restos de los Apóstoles fueron trasladado allí. Más tarde, quizá al construirse
la iglesia sobre las tumbas en el Vaticano y en la Vía Ostiensis, los restos
fueron restituidos a su anterior lugar de descanso: los de Pedro a la Basílica
Vaticana y los de Pablo la iglesia en la Vía Ostiensis.
Evangelio según San Mateo 16,13-19.
Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?», pedro contestó: «Tú
eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.», Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón
Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre
que está en los Cielos, y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la
podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la
tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en el Cielo.»
Meditación del Papa
Pedro responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo
de Dios vivo". Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que
define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: "Y yo a mi
vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...).
A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra
quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en
los cielos". Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras:
Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la
Iglesia; tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien
le parezca oportuno; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir
o prohibir
lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y
sigue siendo de Cristo. Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así
queda descrito con imágenes muy plásticas lo que la reflexión sucesiva
calificará con el término: "primado de jurisdicción".
Benedicto XVI, 7 de junio de 2006.
viernes, 28 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 8,1-4.
Jesús, pues, bajó del monte, y empezaron a seguirlo muchedumbres.
Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: «Señor, si tú
quieres, puedes limpiarme.» Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero;
queda limpio.» Al momento quedó limpio de la lepra.Jesús le dijo: «Mira, no se
lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada
por la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacerles una declaración.»
“Jesús extendió la mano y lo tocó.”
En
nuestros días, en Occidente, la peor enfermedad no es la tuberculosis o la
lepra sino el sentirse indeseable, abandonado, privado de amor. Sabemos cuidar
las enfermedades del cuerpo por medio de la medicina, pero el único remedio
para la soledad, el desconcierto y el desespero es el amor. Hay mucha gente que
muere en el mundo por falta de un trozo de pan, pero hay muchos más que mueren
por falta de un poco de amor. La pobreza de Occidente es una pobreza diferente.
No es sólo una pobreza de soledad, sino también de falta de espiritualidad.
Existe un hambre de amor como existe un hambre de Dios...
Beata Teresa de Calcuta
Reflexión
No hay duda que la vida de los hombres está llena
de sufrimientos más o menos visibles, físicos, mentales, morales. El leproso
del evangelio de hoy es una de estas miserias.
Aunque los hombres se afanen por buscar las
riquezas y finjan vivir en un mundo inmortal, los signos de la muerte que cada
hombre lleva en sí mismo son inevitables. Los encontramos en cada paso de
nuestra vida. Drogas, matrimonios deshechos, suicidios, abusos, enfermedades y
un sin fin de desgracias que hasta el hombre más famoso, más rico, más sabio y
más sano conoce personalmente. Para muchas personas muchas de estas realidades
son hechos de cada día. Sin embargo, ellas mismas saben que a pesar de ello se
debe ir adelante en la vida lo mejor posible.
Por eso, Jesús pone en sus manos este elenco de
desdichas y lo transforma en gracias y en bendiciones. Realiza milagros para
que veamos que es capaz de darnos una vida que no sólo es sufrimiento sino que
también hay consuelos físicos y morales que, son más profundos porque tocan el
alma misma. Para esto ha venido a esta vida, para traernos un reino de amor y
unión.
Basta que nosotros usemos correctamente nuestra
libertad para que se realicen todas las gracias que Cristo quiere darnos. Basta
confiar en Él, en su palabra que nos habla del Padre misericordioso e
interesado por nuestra felicidad.
jueves, 27 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 7,21-29.
No bastará con
decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien
entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo, aquel día muchos me
dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos
expulsado demonios y realizado muchos milagros, entonces yo les diré
claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal!
Si uno escucha estas palabras mías y las pone en
práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su
casa sobre roca, cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos
y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía
los cimientos sobre roca, pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las
pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena, cayó
la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra
esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.»
Cuando Jesús terminó este discurso, la gente
estaba admirada de cómo enseñaba,
porque lo hacía con autoridad y no como sus
maestros de la Ley.
“Poned en práctica
la Palabra, no os contentéis con escucharla, eso sería engañaros”
No os confundáis, hermanos, si
habéis venido con diligencia a escuchar la palabra sin poner en práctica lo que
oís. Pensad bien en ello; si bueno es escuchar la palabra, es mucho mejor
ponerla en práctica. Si no la escuchas, si no practicas lo que has
oído, no construyes nada. Si la oyes y no la pones en práctica, construyes una
ruina... escuchar y poner en práctica, es construir sobre roca. Y el
solo hecho de escuchar, es construir.
En cuanto al que escucha estas palabras continua el
Señor, y no las pone en práctica, es semejante al insensato que construye su
casa. También él construye, pero ¿ qué construye? Construye su casa pero dado
que no pone en práctica lo que oye, tiene buen oído, pero construye sobre
arena...
Puede que alguien me diga: “¿Para
qué escuchar lo que no tengo la intención de cumplir. Ya que
construiré una ruina si escucho sin ponerlo en práctica, no es más seguro no
escuchar nada?”. En este mundo, la lluvia, los vientos, los torrentes no cesan.
¿No es mejor construir sobre roca para que cuando vengan los torrentes, no te
arrastren?... Sin protección y sin el menor tejado, vas a ser irremediablemente
abatido, arrastrado, sumergido.
Reflexiona pues sobre el partido que vas a tomar. Es
malo no escuchar, es malo escuchar sin actuar, resulta que hay que escuchar y
poner en práctica. Sed personas que " ponen en práctica la Palabra, y no
se contentan sólo con escucharla”; lo contrario sería
engañarse.
San Agustín
miércoles, 26 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 7,15-20.
Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante
ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces, ustedes los
reconocerán por sus frutos. ¿Cosecharían ustedes uvas de los espinos o higos de
los cardos?.
Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos,
mientras que el árbol malo produce frutos malos, un árbol bueno no puede dar
frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo
árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego. por lo tanto,
ustedes los reconocerán por sus obras.
Meditación
del Papa
Nosotros celebramos la Eucaristía sabiendo que su
precio fue la muerte del Hijo – el sacrificio de su vida, que en ella está
presente. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, nosotros
anunciamos la muerte del Señor hasta que Él vuelva, dice san Pablo (cfr Co
11,26). Pero también sabemos que de esta muerte brota la vida, porque Jesús la
ha transformado en un gesto de entrega, en un acto de amor, dándole de esta
forma su sentido más profundo: el amor ha vencido a la muerte. En la santa
Eucaristía Él, desde la cruz, nos atrae a todos hacia Sí (Jn 12,32) y hace que
nos convirtamos en los sarmientos de la vid que es Él mismo. Si permanecemos
unidos a Él, entonces también nosotros produciremos frutos, y entonces ya no saldrá
de nosotros el vinagre de la autosuficiencia, del descontento de Dios y de su
creación, sino el vino bueno de la alegría en Dios y del amor al prójimo.
Benedicto
XVI, 23 de octubre 2005.
martes, 25 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 7,6.12-14.
No den lo que es santo a los perros, ni echen
sus perlas a los cerdos, pues podrían pisotearlas y después se volverían contra
ustedes para destrozarlos. Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la
Ley y los Profetas.
Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino
que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la
salvación! y qué pocos son los que lo encuentran.
Reflexión
En este evangelio Jesús nos invita a entrar por la
puesta estrecha. Nos podemos preguntar: "Señor, en mi vida diaria, ¿cuál
es la puerta estrecha?" Y nos puede resultar algo confuso esta idea, y
quizá no la entendamos. Pero lo que Cristo realmente nos está pidiendo es que
seamos que vivamos las enseñanzas que nos ha dejado mediante el camino de la
abnegación. ¿Y para qué todas estas negaciones? Para poder lograr entrar por la
puerta estrecha que conduce a la vida eterna. Nosotros, los cristianos, tenemos
una misión muy clara y precisa, predicar el Evangelio a todo el mundo, y no
podemos estar satisfechos hasta no ver terminada nuestra tarea. Nuestras perlas
preciosas están en nuestro corazón cada vez que le recibimos en el sacramento
de la Eucaristía. De ahí nace la necesidad de pedirle a Dios nuestro Señor que
nunca nos deje solos y que nos conceda la gracia de llegar a su presencia para
gozar el fruto de nuestra abnegación.
Beato Juan Pablo II
Natividad de San Juan Bautista
La Iglesia celebra
normalmente la fiesta de los santos en el día de su nacimiento a la vida
eterna, que es el día de su muerte. En el caso de San Juan Bautista, se hace
una excepción y se celebra el día de su nacimiento. San Juan, el Bautista, fue
santificado en el vientre de su madre cuando la Virgen María, embarazada de
Jesús, visita a su prima Isabel, según el Evangelio.
Esta fiesta conmemora el nacimiento
"terrenal" del Precursor. Es digno de celebrarse el nacimiento del
Precursor, ya que es motivo de mucha alegría, para todos los hombres, tener a
quien corre delante para anunciar y preparar la próxima llegada del Mesías, o
sea, de Jesús. Fue una de las primeras fiestas religiosas y, en ella, la
Iglesia nos invita a recordar y a aplicar el mensaje de Juan.
La predicación de Juan
Bautista
Juan Bautista es el Precursor, es decir, el
enviado por Dios para prepararle el camino al Salvador. Por lo tanto, es el
último profeta, con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador.
Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un
cinturón de cuero y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Venían hacia
él los habitantes de Jerusalén y Judea y los de la región del Jordán. Juan
bautizaba en el río Jordán y la gente se arrepentía de sus pecados. Predicaba
que los hombres tenían que cambiar su modo de vivir para poder entrar en el
Reino que ya estaba cercano. El primer mensaje que daba Juan Bautista era el de
reconocer los pecados, pues, para lograr un cambio, hay que reconocer las
fallas. El segundo mensaje era el de cambiar la manera de vivir, esto es, el de
hacer un esfuerzo constante para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto
serviría de preparación para la venida del Salvador. En suma, predicó a los
hombres el arrepentimiento de los pecados y la conversión de vida.
Juan reconoció a Jesús al pedirle Él que lo
bautizara en el Jordán. En ese momento se abrieron los cielos y se escuchó la
voz del Padre que decía: "Éste es mi Hijo amado...". Juan dio
testimonio de esto diciendo: "Éste es el Cordero de Dios...".
Reconoció siempre la grandeza de Jesús, del que dijo no ser digno de desatarle
las correas de sus sandalias, al proclamar que él debía disminuir y Jesús
crecer porque el que viene de arriba está sobre todos.
Fue testigo de la verdad hasta su muerte. Murió
por amor a ella. Herodías, la mujer ilegítima de Herodes, pues era en realidad
la mujer de su hermano, no quería a Juan el Bautista y deseaba matarlo, ya que
Juan repetía a Herodes: "No te es lícito tenerla". La hija de
Herodías, en el día de cumpleaños de Herodes, bailó y agradó tanto a su padre
que éste juró darle lo que pidiese. Ella, aconsejada por su madre, le pidió la
cabeza de Juan el Bautista. Herodes se entristeció, pero, por el juramento
hecho, mandó que le cortaran la cabeza de JuanBautista que estaba en la cárcel.
¿Qué nos enseña la vida de Juan Bautista?
Nos enseña a cumplir con nuestra misión que
adquirimos el día de nuestro bautismo: ser testigos de Cristo viviendo en la
verdad de su palabra; transmitir esta verdad a quien no la tiene, por medio de
nuestra palabra y ejemplo de vida; a ser piedras vivas de la Iglesia, así como
era el Papa Juan Pablo II.
Nos enseña a reconocer a Jesús como lo más
importante y como la verdad que debemos seguir. Nosotros lo podemos recibir en
la Eucaristía todos los días.
Nos hace ver la importancia del arrepentimiento de
los pecados y cómo debemos acudir con frecuencia al sacramento de la confesión.
Podemos atender la llamada de Juan Bautista
reconociendo nuestros pecados, cambiando de manera de vivir y recibiendo a
Jesús en la Eucaristía.
El examen de conciencia diario ayuda a la
conversión, ya que con éste estamos revisando nuestro comportamiento ante Dios
y ante los demás.
Evangelio según San Lucas 1,57-66.80.
Cuando le llegó a Isabel su día, dio a luz un hijo y sus vecinos y parientes se alegraron con ella al enterarse de la misericordia tan grande que el Señor le había mostrado. Al octavo día vinieron para cumplir con el niño el rito de la circuncisión, y querían ponerle por nombre Zacarías, por llamarse así su padre. Pero la madre dijo: «No, se llamará Juan.» Los otros dijeron: «Pero si no hay nadie en tu familia que se llame así.» Preguntaron por señas al padre cómo quería que lo llamasen. Zacarías pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan», por lo que todos se quedaron extrañados.
En ese mismo instante se le soltó la lengua y
comenzó a alabar a Dios. Un santo temor se apoderó del vecindario, y
estos acontecimientos se comentaban en toda la región montañosa de Judea.
La gente que lo oía quedaba pensativa y decía: «¿Qué va a ser este niño?»
Porque comprendían que la mano del Señor estaba con él.nA medida que el
niño iba creciendo, le vino la fuerza del Espíritu. Vivió en lugares apartados
hasta el día en que se manifestó a Israel.
“Es necesario que él crezca y yo disminuya”
Con
razón, Juan Bautista puede decir del Señor nuestro Salvador: "hace falta
que él crezca y que yo disminuya" (Jn 3,30). Esta afirmación se realiza en
este mismo momento: al nacimiento de Cristo, los días aumentan; al de Juan,
disminuyen... Cuando aparece el Salvador, el día, con toda evidencia, aumenta;
retrocede en el momento en el que nace el último profeta, porque está escrito:
"la Ley y los profetas reinaron hasta Juan" (Lc 16,16). Era
inevitable que la observancia de la Ley se ensombrezca, en el momento en el que
la gracia del Evangelio empieza a resplandecer; a la profecía del Antiguo
Testamento le sucede la gloria del Nuevo...
El evangelista dice a propósito del Señor Jesucristo:
"Él era la luz verdadera que alumbra a todo hombre" (Jn 1,9)... Es en
el momento en el que la oscuridad de la noche cubría casi el día entero, cuando
la súbita llegada del Señor, lo convirtió todo en claridad. Si su nacimiento
hizo desaparecer las tinieblas de los pecados de la humanidad, su llegada dio
fin a la noche y trajo a los hombres la luz y el día... El Señor dice que Juan
es una lámpara: "Él es la lámpara que arde y que alumbra" (Jn 5,35).
La luz de la lámpara palidece cuando brillan los rayos del sol; la llama baja,
vencida por el resplandor de una luz más radiante. ¿Qué hombre razonable se
sirve de una lámpara a pleno sol?... ¿Quién vendría todavía para recibir el
bautismo de penitencia de Juan (Mc 1,4), cuando el bautismo de Jesús aporta la
salvación?
San Máximo de Turín
domingo, 23 de junio de 2013
Evangelio según San Lucas 9,18-24.
Un día Jesús se había apartado un poco para orar,
pero sus discípulos estaban con él. Entonces les preguntó: «Según el parecer de
la gente, ¿quién soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos dicen que eres Juan
Bautista, otros que Elías, y otros que eres alguno de los profetas antiguos que
ha resucitado.», entonces les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy
yo?» Pedro respondió: «Tú eres el Cristo de Dios.», Jesús les hizo esta
advertencia: «No se lo digan a nadie».
Y les decía: «El Hijo del Hombre tiene que sufrir
mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los
sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte, pero tres días
después resucitará.», también Jesús decía a toda la gente: «Si alguno
quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y
que me siga.
Les digo: el que quiera salvarse a sí mismo, se
perderá; y el que pierda su vida por causa mía, se salvará.
“Que
coja su cruz cada día y me siga”
El
peso de la cruz, que Cristo ha cargado, es la corrupción de la naturaleza
humana con todas sus consecuencias de pecado y sufrimiento, con las cuales la
castigada humanidad está abatida. Sustraer del mundo esa carga, ése es el sentido
del vía crucis. No se trata, pues, de un recuerdo simplemente piadoso de los
sufrimientos del Señor cuando alguien desea el sufrimiento. La expiación
voluntaria es lo que nos une más profundamente y de un modo real y auténtico
con el Señor. Y ésa nace de una unión ya existente con Cristo. Pues la
naturaleza humana huya del sufrimiento… Sólo puede aspirar a la expiación quien
tiene abiertos los ojos del espíritu al sentido sobrenatural de los
acontecimientos del mundo; esto resulta posible sólo en los hombres en los que habita
el Espíritu de Cristo…
Ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una
alegría fuerte y pura… De ahí que la preferencia por el camino de la cruz no
signifique ninguna repugnancia ante el hecho de que el Viernes Santo ya haya
pasado y la obra de redención haya sido consumada. Solamente los redimidos, los
hijos de la gracia, pueden ser portadores de la cruz de Cristo. El sufrimiento
humano recibe fuerza expiatoria sólo si está unido al sufrimiento de la cabeza
divina.
Sufrir y ser felices en el sufrimiento, estar en la
tierra, recorrer los sucios y ásperos caminos de esta tierra, y con todo reinar
con Cristo a la derecha del Padre; reir y llorar con los hijos de este mundo, y
con los coros de los ángeles cantar ininterrumpidamente alabanzas a Dios: ésta
es la vida del cristiano hasta el día en que rompa el alba de la eternidad.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
sábado, 22 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 6,24-34.
Nadie puede servir a dos patrones: necesariamente
odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y despreciará al otro.
Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero. Por eso yo
les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por
su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento
y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no
siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre
del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que
las aves? ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo
a su estatura? Y ¿por qué se preocupan tanto por la ropa? Miren cómo
crecen las flores del campo, y no trabajan ni tejen.
Pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lu
jo, se pudo vestir como una de ellas.
Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy
brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe
tienen! No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos?, o ¿qué
beberemos?, o ¿tendremos ropas para vestirnos?
Los que no conocen a Dios se afanan por esas
cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso.
Por lo tanto, busquen primero su reino y su justicia, y se les darán también
todas esas cosas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana
se preocupará por sí
viernes, 21 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 6,19-23
No
junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen
estragos, y donde los ladrones rompen el muro y roban, junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer
estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y robar.
Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón, tu ojo es la lámpara de tu cuerpo. Si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo
tendrá luz; pero si tus ojos están malos, todo tu cuerpo estará en obscuridad. Y si tu fuente de luz se ha obscurecido, ¡cuánto más tenebrosas serán tus
tinieblas!
“No acumuléis tesoros en la tierra...acumulad
mejor tesoros en el cielo”
Tú
que escondes tu tesoro en la tierra (Mt 25,25) eres su esclavo y no su dueño.
Cristo dice: “Donde está tu tesoro allí está tu corazón.” (Mt 6,21) Con el
tesoro has enterrado también tu corazón. Más vale vender tu tesoro y comprar la
salvación. Vendes un mineral y adquieres el reino de Dios, vendes el campo y
adquieres para ti vida eterna.
Diciendo esto, estoy diciendo la verdad porque me apoyo en la palabra misma de aquel que es la Verdad: “Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en los cielos.” (Mt 19,21) ¡No te entristezcas con estas palabras, por miedo que te dirijan a ti las mismas palabras que al joven rico: “Os aseguro que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos.” (Mt 19,23) Aún más, si tú lees esta frase, considera que la muerte te puede arrancar tus bienes, que la violencia de un poderoso te los puede quitar. A fin de cuentas, no te habrás preocupado más que por bienes minúsculos en lugar de grandes riquezas. No son más que tesoros de dinero en lugar de tesoros de gracia. Por el mismo hecho son corruptibles en lugar de eternos.
Diciendo esto, estoy diciendo la verdad porque me apoyo en la palabra misma de aquel que es la Verdad: “Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en los cielos.” (Mt 19,21) ¡No te entristezcas con estas palabras, por miedo que te dirijan a ti las mismas palabras que al joven rico: “Os aseguro que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos.” (Mt 19,23) Aún más, si tú lees esta frase, considera que la muerte te puede arrancar tus bienes, que la violencia de un poderoso te los puede quitar. A fin de cuentas, no te habrás preocupado más que por bienes minúsculos en lugar de grandes riquezas. No son más que tesoros de dinero en lugar de tesoros de gracia. Por el mismo hecho son corruptibles en lugar de eternos.
San
Ambrosio
jueves, 20 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 6,7-15
Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con
sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que
se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes
pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan, ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estás
en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la
tierra como en el Cielo, danos hoy el pan que nos corresponde y perdona nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores;y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos
del Maligno.
Porque si ustedes perdonan a los hombres sus
ofensas, también el Padre celestial les perdonará a ustedes, pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco
el Padre les perdonará a ustedes.
Reflexión
Jesús, cuando
enseña el Padre Nuestro a sus discípulos, y a nosotros a través de ellos, nos
da la pauta y el camino para que nuestra oración sea escuchada por Dios:
"No charléis mucho con los gentiles que se figuran que por su palabrería
van a ser escuchados..."
Quiere decir que la
oración que elevemos a Dios tiene que ser sencilla, hecha con el corazón,
pensando en Dios y sus intereses, no en nosotros mismos.
Por ejemplo, Es
diferente orar pidiendo que me vaya bien en los negocios, aunque haya que pasar
por encima de mi prójimo, a decirle a Dios en la oración que me dé la fuerza
para superar esa actitud de odio o disgusto contra el tipo que ayer me gritó en
la tienda cuando fui a comprar algo de despensa.
En el primer
ejemplo la petición está hecha en base a mis propios intereses y nada más. En
el segundo, en cambio, la petición es justa porque se quiere superar un defecto
propio por amor a Dios y el prójimo y no por amor a mí mismo ni mis cosas.
Ahora, Dios es
infinitamente misericordioso. Pero también infinitamente justo. Por eso Jesús
nos advierte que cuando queramos ser perdonados tenemos que perdonar a los que
nos ofenden, si es que queremos ser perdonados por Dios. Cada vez que vamos al
confesionario le pedimos perdón a Dios por haberle ofendido en la persona de
nuestro hermano. Y nos lo da. ¿Es que acaso no vamos a perdonar las ofensas que
recibimos siendo nosotros perdonados por lo que hacemos contra Dios, que
siempre es más grave? ¿Es justo que seamos siempre perdonados sin nosotros
perdonar ni una vez?
Por tanto, vivamos
hoy y siempre coherentemente con Dios y nuestros hermanos en Cristo.
miércoles, 19 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.
Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien. Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el cielo, cuando ayudes a un necesitado, no lo publiques al son de trompetas; no imites a los que dan espectáculo en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio.Tú, cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha, tu limosna quedará en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará.
Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo; les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio, pero tú, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Cuando ustedes hagan ayuno, no pongan cara triste, como los que dan espectáculo y aparentan palidez, para que todos noten sus ayunos. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio. Cuando tú hagas ayuno, lávate la cara y perfúmate el cabello, no son los hombres los que notarán tu ayuno, sino tu Padre que ve las cosas secretas, y tu Padre que ve en lo secreto, te premiará
Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad
la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien
aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la
aprobación de los demás, nos situamos fuera de la perspectiva evangélica. En la
sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentación
se plantea continuamente. La limosna evangélica no es simple filantropía: es
más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la
conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de
Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros. Luego,
en el pasaje evangélico, Jesús, poniéndonos en guardia contra la carcoma de la
vanidad que lleva a la ostentación y a la hipocresía, a la superficialidad y a
la auto-complacencia, reafirma la necesidad de alimentar la rectitud del
corazón. Al mismo tiempo, muestra el medio para crecer en esta pureza de
intención: cultivar la intimidad con el Padre celestial.
Benedicto XVI
lunes, 17 de junio de 2013
Evangelio según San Mateo 5,43-48.
Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás
amistad con tu enemigo.»
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por
sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en
los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la
lluvia sobre justos y pecadores.Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué
mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen.
Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de
especial? También los paganos se comportan así.Por su parte, sean ustedes perfectos como es
perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.
El amor a los enemigos
Hay en
la comunidad una hermana que tiene el don de desagradarme en todo. Sus modales,
sus palabras, su carácter me resultan sumamente desagradables. Sin embargo, es
una santa religiosa, que debe de ser sumamente agradable a Dios.
Entonces, para no ceder a la antipatía natural que
experimentaba, me dije a mí misma que la caridad no debía consistir en simples
sentimientos, sino en obras, y me dediqué a portarme con esa hermana como lo
hubiera hecho con la persona a quien más quiero. Cada vez que la encontraba,
pedía a Dios por ella, ofreciéndole todas sus virtudes y sus méritos.
Sabía muy bien que esto le gustaba a Jesús, pues no hay
artista a quien no le guste recibir alabanzas por sus obras. Y a Jesús, el
Artista de las almas, tiene que gustarle enormemente que no nos detengamos en
lo exterior, sino que penetremos en el santuario íntimo que él se ha escogido
por morada y admiremos su belleza.
No me conformaba con rezar mucho por esa hermana que
era para mí motivo de tanta lucha. Trataba de prestarle todos los servicios que
podía; y cuando sentía la tentación de contestarle de manera desagradable, me
limitaba a dirigirle la más encantadora de mis sonrisas y procuraba cambiar de
conversación.
Con frecuencia también… como tenía que mantener
relaciones con esta hermana a causa del oficio, cuando mis combates interiores
eran demasiado fuertes, huía como un desertor.
Como ella ignoraba por completo lo que yo sentía hacia su persona, nunca
sospechó los motivos de mi conducta, y vive convencida de que su carácter me
resultaba agradable.
Un día, en la recreación, me dijo con aire muy satisfecho más o menos estas
palabras: “¿Querría decirme, hermana Teresa del Niño Jesús, qué es lo que la
atrae tanto en mi? Siempre que me mira, la veo sonreír”. ¡Ay!, lo que me atraía
era Jesús, escondido en el fondo de su alma... Jesús, que hace dulce hasta lo
más amargo...
Santa Teresa del Niño
Jesús
Evangelio según San Mateo 5,38-42.
Ustedes
han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.», pero yo les
digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla
derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la
camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la
carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera
de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.
“Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia”
¿Cuál es, pues, el remedio y la causa de este desprecio? Escuchad lo que nos dice el mismo Señor: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis el descanso para vuestras almas” (Mt 11,29). He aquí que, de manera breve, con una sola palabra, nos muestra la raíz y la causa de todos los males, junto con su remedio, fuente de todos los bienes. Nos enseña que lo que nos hace caer es la soberbia, y que no es posible alcanzar misericordia sino por la humildad, que es la disposición contraria. De hecho, la soberbia engendra el desprecio y la desobediencia que conduce a la muerte, mientras que la humildad engendra obediencia y la salvación de las almas: yo entiendo la verdadera humildad, no como un rebajarse de palabra y en actitudes, sino como una disposición verdaderamente humilde en lo más íntimo del corazón y del espíritu. Por esto dice el Señor: “Yo soy manso y humilde de corazón”. El que quiera encontrar el verdadero descanso para su alma que aprenda a ser humilde.
Jesucristo ha venido a mostrarnos una nueva forma de ver la vida, basada en el amor por encima del odio. Ésta es la novedad del cristianismo. La convivencia entre los hombres llegará a ser realmente pacífica el día en que el amor prevalezca por encima de las demás cosas. "Al grito por la sangre derramada, que se eleva desde tantas partes de la tierra, Dios responde con la sangre de su Hijo, que entregó su vida por nosotros. Cristo no respondió al mal con el mal, sino con el bien, con su amor infinito". Ángelus de su Santidad
Benedicto XVI
domingo, 16 de junio de 2013
Feliz día del Padre
Hoy tercer domingo de Junio celebramos el día del Padre, recibimos este día participando alegremente en la primera misa, junto a los padres de familia que con mucha alegría recibieron la bendición del agua por manos de nuestro sacerdote y Padre a la vez que hoy celebra su sexto año de Ordenación Sacerdotal....
Que Dios Bendiga a todos los Padres de familia y Padres espirituales...
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