sábado, 14 de diciembre de 2013

Evangelio según San Mateo 17,10-13.


Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?". El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre". 
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista. 



Meditación del Papa Francisco 
Con inteligencia humilde y abierta "buscad y encontrad a Dios en todas las cosas", como escribía san Ignacio. Dios actúa en la vida de cada hombre y en la cultura: el Espíritu sopla donde quiere. Buscad descubrir lo que Dios ha obrado y cómo proseguirá su obra. [...] 
Y para buscar a Dios en todas las cosas, en todos los campos del saber, del arte, de la ciencia, de la vida política, social y económica se necesita estudio, sensibilidad, experiencia. Algunas de las materias que tratáis pueden incluso no tener relación explícita con una perspectiva cristiana, pero son importantes para captar el modo en el que las personas se comprenden a sí mismas y el mundo que las rodea. 
Que vuestra observación informativa sea amplia, objetiva y oportuna. Es necesario también tener una atención particular respecto a la verdad, la bondad y la belleza de Dios, que deben considerarse siempre juntas, y son preciosos aliados en el compromiso en defensa de la dignidad del hombre, en la construcción de una convivencia pacífica y en custodiar con premura la creación. (S.S. Francisco, 14 de junio de 2013). 

Reflexión 

El tiempo de adviento es el periodo propicio para cultivar en nuestros corazones la capacidad de acoger a Jesucristo en nuestras vidas. Cristo está esperando que le abramos las puertas de nuestro corazón y que confiemos totalmente en Él para que podamos ser plenamente felices. Ahora es el tiempo de que escuchemos totalmente a Jesucristo que nos quiere decir: "Te amo y quiero hacerte feliz". ¡Cuántas veces hemos sido indiferentes ante la voz de Dios que toca a las puertas de nuestro corazón! Cristo nos ofrece la felicidad, pero no es obligatoria. Nosotros tenemos la libertad de decirle sí o no. Digámosle a Jesucristo que entre en nuestras almas y que renueve toda nuestra vida. 

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