Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que
primero debe venir Elías?". El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que
hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del
hombre".
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.
Meditación del Papa Francisco
Con inteligencia humilde y abierta "buscad y
encontrad a Dios en todas las cosas", como escribía san Ignacio. Dios
actúa en la vida de cada hombre y en la cultura: el Espíritu sopla donde
quiere. Buscad descubrir lo que Dios ha obrado y cómo proseguirá su obra. [...]
Y para buscar a Dios en todas las cosas, en todos
los campos del saber, del arte, de la ciencia, de la vida política, social y
económica se necesita estudio, sensibilidad, experiencia. Algunas de las
materias que tratáis pueden incluso no tener relación explícita con una
perspectiva cristiana, pero son importantes para captar el modo en el que las
personas se comprenden a sí mismas y el mundo que las rodea.
Que vuestra observación informativa sea amplia,
objetiva y oportuna. Es necesario también tener una atención particular
respecto a la verdad, la bondad y la belleza de Dios, que deben considerarse
siempre juntas, y son preciosos aliados en el compromiso en defensa de la
dignidad del hombre, en la construcción de una convivencia pacífica y en
custodiar con premura la creación. (S.S. Francisco, 14 de junio de
2013).
Reflexión
El tiempo de adviento es el periodo propicio para
cultivar en nuestros corazones la capacidad de acoger a Jesucristo en nuestras
vidas. Cristo está esperando que le abramos las puertas de nuestro corazón y
que confiemos totalmente en Él para que podamos ser plenamente felices. Ahora
es el tiempo de que escuchemos totalmente a Jesucristo que nos quiere decir:
"Te amo y quiero hacerte feliz". ¡Cuántas veces hemos sido indiferentes
ante la voz de Dios que toca a las puertas de nuestro corazón! Cristo nos
ofrece la felicidad, pero no es obligatoria. Nosotros tenemos la libertad de
decirle sí o no. Digámosle a Jesucristo que entre en nuestras almas y que
renueve toda nuestra vida.
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