En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por
Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba
comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José.
El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo:
"¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír
estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar
ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te
ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo.
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa
de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel:
"¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El
Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado
Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su
vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios". María
dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que
has dicho". Y el Angel se alejó.
Meditación del Papa Francisco
Decisión. María no vive "de prisa", con
preocupación, sino, como subraya san Lucas, "María conservaba estas cosas
y las meditaba en su corazón". Y también en el momento decisivo de la
anunciación del ángel, Ella pregunta: “¿Cómo sucederá esto?”. Pero no se
detiene ni siquiera en el momento de la reflexión; da un paso adelante: decide.
No vive de prisa, sino sólo cuando es necesario "va sin demora".
María no se deja llevar por los acontecimientos,
no evita la fatiga de la decisión. Y esto sucede sea en la elección fundamental
que cambiará su vida: María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor,
que se cumpla en mí lo que has dicho", sea en las decisiones más
cotidianas, pero ricas también ellas de sentido. [...]
En la vida es difícil tomar decisiones, a menudo
tendemos a posponerlas, a dejar que otros decidan en nuestro lugar, a menudo
preferimos dejarnos arrastrar por los acontecimientos, seguir la moda del
momento; a veces sabemos lo que tenemos que hacer, pero no tenemos el coraje o
nos parece demasiado difícil porque quiere decir ir contracorriente. María en
la anunciación, en la Visitación, en las bodas de Caná va contracorriente.(S.S.
Francisco, 1 de junio de 2013)..
Reflexión
El Papa Benedicto XVI, con palabras sencillas, nos
enseña la forma en que debemos amar y venerar a María, Madre de Dios y Madre
nuestra. La "colmada desde siempre del amor de Dios" debe ser un
modelo en nuestras vidas, no sólo de forma afectiva, por ser nuestra Madre,
sino también efectiva, como partícipe del plan salvador de Dios. Dios quiere
preparar Ella fue colmada de gracias para recibir a Jesús y darlo a conocer al
mundo. De manera semejante, nuestro corazón para que le recibamos no sólo esta
navidad, sino en cada momento, persona y circunstancia de la vida; sobre todo,
en su Palabra y Sacramentos, en los que encontramos las gracias necesarias para
poder recibirle dignamente en la Eucaristía, para llevarle a los demás como
María y ser partícipes del mensaje de paz, de amor y de vida que Jesús nos
trae, y que nos anuncia María con su ejemplo de docilidad a la voluntad de
Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario