¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que
parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de
huesos de muertos y de podredumbre!
Así también son ustedes: por fuera parecen justos
delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de
iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen
los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo:
'Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido
a ellos para derramar la sangre de los profetas'! De esa manera atestiguan
contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen
entonces la medida de sus padres!
“Señor, quita mi corazón
de piedra”
Amamos
a Cristo como él nos ha amado. Nos ha dejado un ejemplo para que sigamos sus
huellas(1P2,21).Porque él dice:“Ponme como un sello sobre tu corazón”(Ct 8,6),
esto viene a decir: “Ámame como yo te amo. Llévame en tu espíritu, en tu
memoria, en tu deseo, en tus suspiros, en tus gemidos y tus sollozos.
Acuérdate, hombre en qué estado yo te he creado, cuánto te he elevado por
encima de otras criaturas, con qué dignidad te he ennoblecido, cómo te he
coronado de gloria y honor, cómo te he situado un poco inferior a los ángeles,
y cómo todo lo he puesto bajo tus pies(Ps 8). Acuérdate no solo de todo esto
que he hecho por ti sino de qué pruebas y qué humillaciones he sufrido por
ti...Y tú, si me amas, muéstralo; no de palabra y de lengua, sino en acto y verdad...Ponme
como un sello sobre tu corazón y ámame con todas tus fuerzas”...
Señor, quita mi corazón de piedra, este corazón duro e
incircunciso. Dame un corazón nuevo, un corazón de carne, un corazón puro(Ez
36, 26). Tú que purificas los corazones, que amas los corazones puros, toma
posesión de mi corazón, ven y vive.
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