¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que
pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial
de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto,
sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan
el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos
de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por
dentro, y así también quedará limpia por fuera.
“Preparar un camino en nuestro
corazón”
Nosotros
leemos en el profeta Isaías esta palabra: “Voz que clama en el desierto:
¡preparad el camino al Señor! Allanad todas sus sendas” (40,3).El señor quiere
encontrar un camino donde el pueda entrar en nuestros corazones y allí
caminar... ¿Qué camino nosotros vamos a preparar al Señor? ¿Es un camino
material? Pero ¿la Palabra de Dios puede valerse de un tal camino? ¿No hará
falta más bien preparar al Señor un camino interior y trazar en nuestro corazón
las rutas derechas y unidas? Si, ahí está el camino por donde entra la Palabra
de Dios en el corazón humano capaz de acogerla.
¡Qué grande, es el corazón del hombre! ¡Qué largo y qué
capaz con tal, que sea puro! ¿Quieres tú conocer su grandeza y su largueza?
Veas tú los amplios conocimientos divinos que abarca... Date cuenta que su
grandeza no viene de su dimensión sino de la fuerza de pensamiento por la que
es capaz de conocer tantas verdades...
Ahora bien, si él no es pequeño, y si puede coger
tantas cosas, puede preparar un camino al Señor y trazar una ruta derecha donde
caminará la Palabra, la Sabiduría de Dios. Prepara un camino al Señor con buena
conciencia, allana la ruta para que el Verbo de Dios camine en ti sin tropiezos
y te dará el conocimiento de sus misterios y de su venida.
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