Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les
aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí,
les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un
rico entre en el Reino de los Cielos", los discípulos quedaron muy
sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá
salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo:
"Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible". Pedro,
tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?". Jesús les respondió:
"Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre
se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se
sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que
a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o
campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna. muchos
de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.
«He
aquí que nosotros hemos dejado todo por seguirte»
Vosotros
habéis entendido, mis queridos hermanos, que Pedro y Andrés han abandonado sus
redes para seguir al Redentor a la primera voz de su llamada (Mt 4, 20)...
Puede ser que alguno se diga todo bajo: Para obedecer a la llamada del Señor, ¿
que es lo que estos dos pescadores han abandonado, ellos que no tenían casi
nada? Pero en esta materia, nosotros debemos considerar las disposiciones del
corazón antes que la fortuna. Ha dejado mucho, el que nada retenía para él; ha
dejado mucho el que ha abandonado todo, lo mismo si es poca cosa.
Nosotros que poseemos, lo conservamos con pasión, y esto que no
tenemos, lo perseguimos nosotros con el deseo. Sí, Pedro
y Andrés han dejado mucho, puesto que el uno y el otro han abandonado el deseo
de poseer. Ellos han abandonado mucho, puesto que han renunciado a sus bienes y
también han renunciado a sus codicias. Siguiendo al Señor, ellos han renunciado
a todo lo que habrían podido desear si no le hubieran seguido.
San
Gregorio Magno
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