Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se
presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija
acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá", Jesús se levantó y
lo siguió con sus discípulos, entonces se le acercó por detrás una mujer que
padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,
pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada". Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo:
"Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la
mujer quedó curada.
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que
tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: "Retírense,
la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él. Cuando
hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.
“La niña no está
muerta, está dormida.”
Prestemos atención, carísimos, a
cómo el Señor no cesa de mostrarnos la resurrección futura de la que nos ha
dado las primicias resucitando a Nuestro Señor Jesucristo. Consideremos,
queridos hermanos, las resurrecciones que se realizan periódicamente. El día y
la noche nos presentan una resurrección. La noche cae, el día se levanta. El
día desaparece y llega la noche. Miremos los frutos: cómo se forman las
semillas, ¿qué pasa? El que siembra sale a sembrar, echa las diferentes
semillas en la tierra. Estas caen, secas y desnudas sobre la tierra y se
desintegran. Luego, a partir de esta descomposición misma, la magnífica
providencia del Maestro las hace resurgir y un solo grano se multiplica y da
fruto... ¿Nos extrañaremos, pues, que el Creador del universo haga revivir a
aquellos que le han servido fielmente y con la confianza de una fe perfecta?...
En esta esperanza, unámonos a aquel que es fiel y sus
promesas son verdad y justos sus juicios. El que nos manda no mentir, no puede
mentir. Para Dios nada es imposible, salvo el mentir. Reanimemos, pues, nuestra
fe en él y consideremos que todo esto le es posible. De una palabra de su boca
ha formado el universo y con una palabra suya lo puede aniquilar... Hace todo lo
que quiere. Nada de lo que ha decidido perecerá jamás. Todo está delante de Él
y nada se escapa a su providencia.
San Clemente Romano
No hay comentarios:
Publicar un comentario