Jesús subió a la barca y sus discípulos le
siguieron, se levantó una tormenta muy violenta en el lago, con olas que
cubrían la barca, pero él dormía.
Los discípulos se acercaron y lo despertaron
diciendo: «¡Señor, sálvanos, que estamos perdidos!», pero él les dijo:
«¡Qué miedosos son ustedes! ¡Qué poca fe tienen!» Entonces se levantó, dio una
orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma. Grande
fue el asombro; aquellos hombres decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos
y el mar le obedecen?»
Meditación
Cristo presente en medio de nosotros se hace
nuestro compañero de viaje en la vida de la Iglesia, que celebra su misterio.
Esta certeza, queridos hermanos y hermanas,
alimentada por la escucha de la Palabra de Dios, debería ayudarnos a ver el
mundo de una manera diversa, a interpretar cada uno de los acontecimientos de
la vida y de la historia como palabras que Dios nos dirige, como signos de su
amor que nos garantizan su cercanía en todas las situaciones; en particular,
esta certeza debería prepararnos para acogerlo cuando "de nuevo venga con
gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin"
Benedicto
XVI
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