Entonces Jesús comenzó a recriminar a aquellas
ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido "¡Ay
de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si los milagros realizados entre
ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían
convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y
Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada
hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros
realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo
les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos
rigurosamente que tú".
Creados para amar y ser amados
Todos somos capaces de hacer el
bien y hacer el mal. No hemos nacido como personas malvadas. Todo el mundo
tiene en sí algo bueno. Unos esconden el bien, otros no le hacen caso, pero la
bondad está en todos. Dios nos ha creado para amar y para ser amados. Dios nos
envía una especie de test para escoger uno u otro camino. La negligencia en el
amar nos puede conducir a decir “sí” a la maldad sin darnos cuenta hasta dónde
nos puede llevar... Por suerte, tenemos el poder de superar todo por medio de
la oración.
Si nos volvemos a Dios, irradiamos amor y alegría en
torno nuestro, a todos los que conviven con nosotros. Del mismo modo, si
hacemos el mal, extendemos alrededor nuestro el mal. Si estamos cerca de
alguien que va por el camino del mal, hagamos todo lo posible para ayudarle y
mostrarle que Dios se preocupa de él. Oremos intensamente para que redescubra
la oración, que descubra a Dios dentro de si y en los demás... Todos hemos sido
creados por la misma mano amorosa de Dios. El amor de Cristo es siempre más
fuerte que el mal en el mundo. Debemos, pues, amar y ser amados. Es muy simple
y no debería ser una lucha tan grande para llegar a ello.
Beata Teresa de Calcuta
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