En aquel tiempo toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y
los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro
se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Tomando
Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, ¡que bien se está aquí!. Si quieres,
haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de
la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco;
escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de
miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis
miedo». Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y
cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta
que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».
Meditación del Papa Francisco
¡Dios es pura misericordia! Él te espera también
en la Eucaristía, Sacramento de su presencia, de su sacrificio de amor, y Él te
espera también en la humanidad de tantos jóvenes que te enriquecerán con su
amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje del
amor, de la bondad, del servicio.
También tú, querido joven, querida joven, puedes
ser un testigo gozoso de su amor, un testigo entusiasta de su Evangelio para
llevar un poco de luz a este mundo. Déjate buscar por Jesús, déjate amar por
Jesús, es un amigo que no defrauda. “Qué bien se está aquí”, poniendo a Cristo,
la fe, la esperanza, el amor que él nos da, en nuestra vida.
Queridos amigos, en esta celebración hemos acogido
la imagen de Nuestra Señora de Aparecida. A María le pedimos que nos enseñe a
seguir a Jesús. Que nos enseñe a ser discípulos y misioneros. Como ella,
queremos decir "sí" a Dios. Pidamos a su Corazón de Madre que
interceda por nosotros, para que nuestros corazones estén dispuestos a amar a
Jesús y a hacerlo amar. Queridos jóvenes, ¡Jesús nos espera, Jesús cuenta con
nosotros! Amén. (S.S. Francisco, 25 de julio de 2013).
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