En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si su
justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán
ustedes en el reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos:
No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: todo
el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que
insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo
desprecie, será llevado al fuego del lugar del castigo. Por lo tanto, si cuando
vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo que tu hermano
tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a
reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate
pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te
entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro de que
no saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo".
Meditación del Papa Francisco
Ante el pasaje del evangelio de Mateo que narra
que quien se enfada con el propio hermano será procesado y san Juan dice que
quien expresa resentimiento y odio hacia el hermano, en realidad, en su
corazón, ya lo mata, hay necesidad de entrar en la lógica del
perfeccionamiento, es decir, ajustar nuestra conducta. No se puede desacreditar
al hermano a partir de pasiones interiores nuestras. Se ha extendido en la
tradición latina recurrir al insulto con una creatividad maravillosa, porque
vamos inventando uno tras otro. [...]
Respecto al insulto, Jesús va mucho más allá.
Porque dice que cuando ya en tu corazón hay algo negativo contra el hermano y
se expresa con un insulto, con una maldición o con enojo, hay algo que no
funciona, y te tienes que convertir, tienes que cambiarlo. Pidamos al Señor la
gracia para ajustar nuestra vida a esta nueva ley, que es ley de la mansedumbre,
ley del amor, ley de la paz para cuidar un poquito más la lengua con lo que
decimos de los demás. Sin duda es una pequeña penitencia, pero da buenos frutos. (S.S.
Francisco, 21 de junio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa
Marta).
Reflexión
Cristo nos plantea un punto de partida: "Si
su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no podrán entrar en
el reino de los cielos". Nos pone este punto, porque sabía que ellos no
estaban del todo mal, pues intentaban seguir a la perfección los preceptos de
la ley;sólo que olvidaban una cosa, lo que Dios había dicho: "Misericordia
quiero y no sacrificios".
Esto era lo que no entendían ellos,e incluso hoy
en día, muchas veces nos cuesta entender que el primer medio de alabanza a Dios
pasa por medio del perdón, de la reconciliación y del amor. Nosotros, como
cristianos, estamos llamados a ser transmisores del amor que Dios ha tenido a
la humanidad.
Cuando vayas de camino con tu adversario arréglate pronto, no sea que te
entregue....Con el paso del tiempo, nos acercamos cada vez
más al final de nuestra vida, y, querámoslo o no, tendremos que presentar
cuentas a nuestro Juez. ¿Por qué no nos esforzamos desde ahora por
arreglarnoscon la persona que nos ha hecho -o a la que le hemos hecho- mal, que
no nos cae muy bien y a la que solemos criticar? Y en vez de presentarnos con
un enemigo aquel día, ganemos amigos que sean nuestros abogados, para la hora de
este momento.
El mensaje de este evangelio es un mensaje de paz
y de amor. ¡Cuánta paz alcanza un hombre que no está enemistado con otro! Paz
que no es ausencia de guerra sino que es presencia de Dios, presencia de Amor.
La luz de un nuevo día, las flores que despiertan,
el murmullo del viento que roza nuestra ventana, nos enseña cuán grande y bello
es el creador de todo. Y lo hizo para mí. Y lo hizo para mi hermano. Y lo hizo,
también, para aquel con el que estoy enemistado. Y lo habría hecho igual aunque
sólo fuera yo el único habitante de este mundo, aunque fuera el otro el único
habitante de este mundo. Si Dios, que es Padre, nos da esto, cuanto más
nosotros debemos dar lo mejor de nosotros mismos a los demás, aun siendo el
otro.
Jesús da un nuevo sentido a la ley rabínica, un
nuevo sentido a nuestro modo de pensar; no matarás decía la antigua ley, Cristo
dice: no te enfades con tu hermano, perdona. A veces es difícil perdonar, pero
tenemos el ejemplo de Cristo que nos perdona todo, si se lo pedimos; que
perdona a cualquier pecador si, en su corazón, se arrepiente.
Hoy podemos aprender una nueva cosa: amar. Amar
nunca se aprende totalmente. "El amor que no se practica se seca",
dicen. Hoy es el día oportuno para volver a regar esa planta del amor. Esa
planta que es la rosa más preciosa del Jardín de Dios.
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