Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a
discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.
Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por
qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún
signo".
Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra
orilla.
Meditación del
Papa Francisco
Cuando Jesús cura el sábado la mano paralizada de
un hombre, lo que provocó la condena por parte los escribas y fariseos. Con su
milagro Jesús libera la mano de la enfermedad y demuestra a los
"estrictos" que el suyo "es el camino de la libertad".
Libertad y esperanza van de la mano: donde no hay esperanza no puede haber
libertad. Jesús libera de la enfermedad, del rigor y de la mano paralizada de
aquel hombre; recupera la vida de estos dos, las hace de nuevo.
Jesús, la esperanza, rehace todo. Es un milagro
constante. No sólo hizo milagros de curación, sino tantas cosas: estas eran
solo signos, señales de lo que está haciendo ahora, en la Iglesia. El milagro
de volver a rehacer todo: lo que Él hace en mi vida, en tu vida, en nuestras
vidas. Reconstruir. Y Él rehace la razón de nuestra esperanza. Es Cristo, quien
vuelve todas las cosas de la Creación más maravillosas, es la razón de nuestra
esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Él es fiel. Él no puede
negarse a sí mismo. Esta es la virtud de la esperanza. (S.S.
Francisco, 9 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de
Santa Marta).
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