Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron
llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron:
"Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera".
El les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?".
Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de
Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Meditación del Papa Francisco
La verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de
la verdad y del amor, que comporta renunciar a toda violencia. ¡Fe y violencia
son incompatibles! ¡Fe y violencia son incompatibles! En cambio, fe y fortaleza
van juntas. El cristiano no es violento, pero es fuerte. ¿Con qué fortaleza? La
de la mansedumbre, la fuerza de la mansedumbre, la fuerza del amor.
Queridos amigos, también entre los parientes de
Jesús hubo algunos que a un cierto punto no compartieron su modo de vivir y de
predicar, nos lo dice el Evangelio. Pero su Madre lo siguió siempre fielmente,
manteniendo fija la mirada de su corazón en Jesús, el Hijo del Altísimo, y en
su misterio. Y al final, gracias a la fe de María, los familiares de Jesús
entraron a formar parte de la primera comunidad cristiana.
Pidamos a María que nos ayude también a nosotros a
mantener la mirada bien fija en Jesús y a seguirle siempre, incluso cuando
cuesta. (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013).
Reflexión
Ahí tenemos a Cristo que está predicando a sus
"ovejuelas". Pero he aquí que de pronto alguien viene con la noticia
de que su Madre y su parentela quieren verlo. ¿Por qué Cristo no se ha
levantado presuroso a recibir a la que más amó en la tierra, su mamá? ¿Por qué
en cambio ha respondido de una manera casi indiferente? Pero nada de eso estaba
en el Corazón del mejor de los hijos. Si su Madre lo buscaba iría a recibirlo.
Y si respondió así la ensalzó sobre todos y como que nos remontó a aquel suceso
de años, cuando a la niña María la presentaron en el Templo. "¿Quién es mi
Madre y mis hermanos?... Quien cumpla la voluntad de Dios" enseñaba el
Maestro.
¿Y quién cumplió mejor en esta tierra esa Voluntad
de Dios sino María? Su Madre, Ella, la Siempre Fiel. Por eso la puso de modelo.
Todo aquel que llegue a cumplir los deseos de su Padre podrá asemejarse a
aquella Dulce Madre, Fidelísima a quien se le confiaron tesoros tan grandes. Y
así como una vez fue presentada en el Templo para consagrarla totalmente al Señor
ahora Ella, de labios de su Hijo, fue confirmada en su ofrenda total ante el
Padre celestial, porque sólo Ella ha logrado vivir consagrada plenamente a los
deseos del Señor.
Benditos aquellos que son llamados Hijos de Dios.
Pero lo mejor de todo es que cada uno de nosotros, católicos bautizados,
también somos hijos predilectos de Dios. Basta con cumplir su voluntad en todo
momento.
¿Y cómo saber cuál es la voluntad de Dios? Es muy
fácil, a todos nosotros se nos pide ir a Misa todos los domingos y fiestas de
guardar. Se nos pide perdonar las ofensas que recibimos, confesarnos y
comulgar, hacer bien nuestro deber, evitar los vicios.
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